CECILIA
La noche apenas ha abierto
sus ojos,
Y ya te esperaba.
Un búho, con sus alas
plegadas,
Hacía guardia sobre el
travesaño
De un semáforo en rojo,
Haciéndonos un guiño
Para que advirtiéramos
Su presencia y tu llegada.
Todo estaba preparado.
El camino encendía sus
luces verdes y doradas
Y nuestros brazos abiertos,
te llamaban.
Aceptaste hace tiempo el
viaje
Y desde aquí aceptamos tu
llegada.
Bienvenida, Cecilia,
dijimos.
El mundo abrió sus puertas
Y burbujeante, lleno de
risas,
De agua limpia y clara,
El río de la vida…
sangraba.
Los rosales florecieron
esa noche
Y el aroma de las rosas
bañó tu piel
Suave, blanca,
De algodón aterciopelado
Recién cogido.
Tus ojos se abrieron
A este mundo,
En esas horas calmas
Donde la luna sonríe
Redonda, grande, amplia.
Salen a jugar con las
hadas
Y a la luz de las
estrellas
Tienden su blanco manto
Cuajado de magia.
A esas horas, Cecilia,
Tus ojos se abrieron,
Tu voz de llanto asustado
Se escuchó con fuerza
En las cimas de las altas
montañas.
Tus dedos largos,
Se doblaban, pensativos,
Sobre tu cara
Recién encontrada.
Mientras, a tu alrededor,
Las sonrisas iluminaban
distancias,
Los corazones reían al
cielo
Y las almas se agrandaban.
Un ángel más vino a la
Tierra
¿Quién es?
¿Cómo se llama?
Corazón,
Estrella,
Calma,
Inocencia,
Libertad,
Ilusión,
Amor…
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