La mañana se despierta
somnolienta,
buscando el sol del amanecer
tapado entre las brumas
de la ignorancia.
El silencio grita,
porque le duele
ese vacío de dolor,
de miedo,
donde lo esconden.
El corazón galopa,
como si el cuerpo
fuera una llanura
por recorrer,
y le faltara tiempo
para verla entera.
No hay tiempo.
No hay espacio.
Solo un vacío infinito
donde todo se mueve
y se genera
y se transforma
en ésto que llamamos
Realidad
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