Es en mi silencio
Donde encuentro la llave
Que abre la puerta
De mi yo más profundo.
Abro sigilosa
Para no hacer ruido,
Aunque, a decir verdad,
Me apetecen
Unos zapatos de tacón alto,
Bailar sobre tablas de madera
Que crujan a cada pisada.
Y así, a ver si despierto
Esa parte adormecida,
Aletargada,
De siglos de inconsciencia dolorida,
Y hago consciente
Cada parte de mí…
La que bucea en la sombra
Y la que observa la vida.
Me llama el agua de la acequia
En esta luna negra,
En este cielo repleto de estrellas,
En esta oscuridad
Donde todo es,
Aunque no lo vea.
El día llena los contornos
Con los colores vivos de la Vida
Pero deja a un lado lo sutil,
Aquello que solo puedes ver,
Sentir, palpar
En la oscura y negra noche.
Es ahí donde la luz del alma
Se enciende,
Y el espíritu se regocija.
2 comentarios:
Gracias, es un regalo precioso.
Gracias a tí, por pasarte por esta ventanita
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