Fuego
Danza de lenguas rojas
En la noche oscura
Que lo arrasan todo.
Humaredas intensas
En el claro día
Que lo vuelven gris rojizo,
Y hasta el sol
Se vuelve sangre
En horas eternas.
El aire se vuelve denso,
Ardiente,
Como rocas encendidas
Que salen de la tierra.
El silencio se hace profundo
Después de los gritos
De la savia que se ha apagado.
¿A quién hicimos daño?
Solo hemos dado
Aire, cobijo y alimento.
¿Por qué? Preguntan
Y solo responden
Sus hojas calcinadas
Caídas sobre brasas
Con la canción de la inocencia.
Llora el cielo
Y calma a la tierra dolorida.
Le han quemado a sus hijos,
A los que tanto tardó
En ver crecer.
Y el dolor duele
Y se ve, y se escucha,
Y se siente
En ese profundo silencio
Donde por unos breves instantes
Queda sumido el mundo.
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