El cielo se abre en mi horizonte
y la lluvia arrastra
mis lágrimas grises del tiempo,
limpia mi alma
asustada y dolorida
y la deja clara,
calmada,
rendida
a su luz azul
que la invade,
que la llena,
que la inunda.
Y olvida el pasado que duele
y el futuro que no está
y hasta incluso el presente
lo olvida.
Solamente sola
deja de estar para ser,
solo ser.
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