I
Cruces de Mayo, la cruz de mi barrio,
llena de colores, de primavera,
bajo un cielo azul y limpio, piel primera,
que cubre en silencio tu sudario.
Cada año, como cuentas de rosario
desgranando la llama de la espera,
cada misterio es rica sementera
que cosecha y esparce el campanario.
Fiesta de flores, luces y alegría,
y en medio tú, mi cruz, mi vieja cruz,
callando con temor hoy los dolores
para que esta nohe no haya agonía
y la vieja ilusión cante a la luz
despertando al corazón en amores.
II
Hoy en silencio y con amor te canto,
como si fuera ésta una despedida,
a tu lado, en la noche confundida,
solo tú, mi vieja cruz, oyes mi llanto.
¡Otro día! El sol llama en las paredes,
fuertes y risueñas enredaderas,
mantones y guitarras carceleras,
trás las rejas, almas de viento y redes.
Claveles y faroles encendidos
en las piedras del alma de mi calle,
un barrio y unos años tan queridos
con una mano amiga sobre el talle,
y en mi corazón a fuego esculpidos
un barrio y una cruz donde me halle.
III
Pasado Mayo sobre la pendiente,
te ves muy gris sobre tu blanca piedra,
se fué la fiesta y el farol ardiente
y el abrazo que ayer te dió la hiedra.
Hoy solo queda el recuerdo que siente
aturdido y solo mi corazón,
quebrado en el silencio y sin razón,
enredado en tus andas como serpiente.
Se fueron las centellas y las rosas,
la hermosura, las luces y la fiesta,
los trajes de faralaes y la seda.
Envoltorios de ayer cubren las cosas,
la alegría por hoy echa la siesta;
la pena, sola, en el corazón queda.
Cruces de Mayo, la cruz de mi barrio,
llena de colores, de primavera,
bajo un cielo azul y limpio, piel primera,
que cubre en silencio tu sudario.
Cada año, como cuentas de rosario
desgranando la llama de la espera,
cada misterio es rica sementera
que cosecha y esparce el campanario.
Fiesta de flores, luces y alegría,
y en medio tú, mi cruz, mi vieja cruz,
callando con temor hoy los dolores
para que esta nohe no haya agonía
y la vieja ilusión cante a la luz
despertando al corazón en amores.
II
Hoy en silencio y con amor te canto,
como si fuera ésta una despedida,
a tu lado, en la noche confundida,
solo tú, mi vieja cruz, oyes mi llanto.
¡Otro día! El sol llama en las paredes,
fuertes y risueñas enredaderas,
mantones y guitarras carceleras,
trás las rejas, almas de viento y redes.
Claveles y faroles encendidos
en las piedras del alma de mi calle,
un barrio y unos años tan queridos
con una mano amiga sobre el talle,
y en mi corazón a fuego esculpidos
un barrio y una cruz donde me halle.
III
Pasado Mayo sobre la pendiente,
te ves muy gris sobre tu blanca piedra,
se fué la fiesta y el farol ardiente
y el abrazo que ayer te dió la hiedra.
Hoy solo queda el recuerdo que siente
aturdido y solo mi corazón,
quebrado en el silencio y sin razón,
enredado en tus andas como serpiente.
Se fueron las centellas y las rosas,
la hermosura, las luces y la fiesta,
los trajes de faralaes y la seda.
Envoltorios de ayer cubren las cosas,
la alegría por hoy echa la siesta;
la pena, sola, en el corazón queda.
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