Hace tiempo que de manos de una amiga, me llegó esta oración de S. Agustin. Sentí, y siento, cada palabra en mi corazón. Hoy quiero compartirla desde este blog.
La muerte es nada.
No he hecho mas que pasar al otro lado.
Yo sigo siendo yo, tú sigues siendo tú.
Lo que eramos el uno para el otro, seguimos siéndolo.
Dame el nombre que siempre me diste,
háblame como siempre me hablaste,
no emplees un tono distinto,
no adoptes una expresión solemne, ni triste,
sigue riendo de lo que nos hacía reir juntos,
reza, sonrie, piensa en mí, reza conmigo.
Que mi nombre se pronuncie en casa como siempre lo fué,
sin énfasis ninguno, sin huella alguna de sombra.
La vida es lo que siempre fué, el hilo no se ha cortado
¿por qué habría yo de estar fuera de tus pensamientos?
¿sólo porque estoy fuera de tu vista?
No estoy lejos, tan solo a la vuelta del camino.
Lo ves, todo está bien...
Volverás a encontrar mi corazón,
volverás a encontrar su ternura acendrada...
Enjuga tus lágrimas,
y no llores si me amas.
S. AGUSTIN
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