La noche, borracha de silencio,
abre sus oidos.
Salen gnomos y hadas
entre laberintos
de yedras ingratas
que aprisionan risos.
Entre la maleza
que clama el olvido
diminutas perlas
abren los sentidos,
y el silencio
borracho de noche
trepa por el día
cuajado de signos.
abre sus oidos.
Salen gnomos y hadas
entre laberintos
de yedras ingratas
que aprisionan risos.
Entre la maleza
que clama el olvido
diminutas perlas
abren los sentidos,
y el silencio
borracho de noche
trepa por el día
cuajado de signos.
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