Volveré a oir tu palabra velada
Inspirada en brisas del firmamento,
Confiando a ojos amados la entrada
En la oscuridad real de tu aposento.
No verás octógona y encalada
Temblando porque le falta tu aliento,
Temblando porque le falta tu aliento,
Extraña copa, cigarro y mirada
¡Nada! tu plaza, tu sitio sediento.
Un ángel poema con tu alma anclada
Ñaño del cielo, pone el testamento
Es una nube Arcipreste sagrada,
Zahorí de versos, amigo atento.
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