Acaricias mi almohada
de lánguidas miradas,
cubres mis sábanas
de susurros velados
y tu luz se refleja
en el espejo
de mi última habitación.
Me rondas con timbales
de otras montañas
y quejios de guitarra
atrapan tu voz.
El eco, peregrino,
retumba en mi pecho
y ojos hueros
clavan imágenes
en mi interior.
de lánguidas miradas,
cubres mis sábanas
de susurros velados
y tu luz se refleja
en el espejo
de mi última habitación.
Me rondas con timbales
de otras montañas
y quejios de guitarra
atrapan tu voz.
El eco, peregrino,
retumba en mi pecho
y ojos hueros
clavan imágenes
en mi interior.
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